El Bathco BM Torrelavega se desplaza este fin de semana a Cataluña para disputar un encuentro de altos vuelos contra el Barça B. Para un integrante de la expedición naranja, el partido lleva el regusto especial de volver a casa. No en vano, ya se ha encargado de pedir entradas para que, a pesar de las circunstancias, sus padres puedan estar a su lado en un día tan especial.
Se trata de Marc Ábalos, un auténtico trotamundos del balonmano nacional. “Volver a la tierra siempre es especial” dice el natural de Mollet del Vallès, municipio de algo más de 50.000 habitantes en la provincia de Barcelona. Fue allí donde Marc empezó su andadura hasta que llegó la oportunidad del BM La Roca, en donde debutó como senior.
Fue uno de sus entrenadores, Magi Serra, el que le daría la oportunidad de saltar a DH Plata. “Me dijo que al año siguiente iba a entrenar a Plata y yo le dije que sí, que me voy contigo”. A sus 19 años, Ábalos decidió “vivir la experiencia”, a pesar de que sabía que no le iban a poder pagar. “Con una paga de 100 euros de mis padres tenía que tirar todo el mes” afirma Marc sobre una época que le trae “muy buenos recuerdos”.
Su paso por Andalucía, con paradas en Pozoblanco y Palma del Río, abre la oportunidad de saltar al otro lado de la frontera. “Por medio de un representante me llega la oportunidad de ir a Francia”. La oferta tanto económica como deportiva del US Saintes, de primera nacional francesa, convenció al catalán, que no se lo pensó dos veces. A pesar de la exigencia física, que Marc compara con lo mejor de la Plata en España, su balance “es positivo porque aprendí otro idioma, otro estilo de vida y juego y pude ahorrar un dinero”.
Tras ese año en Francia, Marc tomaría “una de las mejores decisiones de mi vida, junto a la de venir a Torrelavega”. Eduardo García le llamaría a las filas del por entonces llamado MMT Seguros Zamora, equipo que le permitiría debutar en Liga ASOBAL tras el ascenso del año 2017. “Es el sueño de cualquier jugador y yo estaba muy nervioso” admite Ábalos, que recuerda aquel equipo como “una plantilla de ‘cojones’, sacábamos más puntos de los que ninguno imaginaba por el grupo que éramos y porque a eso no nos ganaba nadie”.
Una descripción que ha acompañado a Marc durante toda su carrera y que le permitió caer de pie en el Bathco BM Torrelavega. “Al día siguiente de acabar con Zamora me llamó Álex y ni me lo pensé”, tirándose una vez más a la piscina de la intuición. “Desde el primer día, me atrajo el proyecto, pero estoy muy contento con el trato, tengo mucho que agradecer a mucha gente” confiesa Marc, que alaba el grupo humano que compone todo el club. “Es algo que la gente de fuera me dice y es increíble”.
Aunque admite que no está siendo su mejor año, cosa comprensible tras las lesiones y haber pasado el coronavirus, está “muy feliz de poder aportar al equipo”. A sus 29 años es un veterano por defecto de la plantilla y, como tal, se muestra impresionado por el potencial de los más jóvenes. Sobre Jaime Gallego, su competencia directa, afirma que “todos conocíamos lo bueno que era, pero es que el nivel que está dando es realmente asombroso”. Marc señala que su forma de ser le “impide enfadarse” por ello, es más, “me pone muy contento verle jugar, claro que me gustaría tener más minutos, pero me centro en disfrutar y aportar en los que tengo”.
En una plantilla en la que nadie es considerado suplente, una figura como la de Marc es vital dentro del vestuario. Lo mismo que la de los Hernández o la de Genio, con quienes comparte cierta veteranía. Con la suficiente experiencia en la categoría para marcar la diferencia, pero sobrado de ese hambre que impide que un equipo como el Bathco BM Torrelavega se canse de ganar. Este domingo, tras el partido en Barcelona, Marc llega al ecuador de un camino que él, en Zamora, ya pudo recorrer, y cuyo destino final espera que sea el mismo.