Ibiza y Can Guerxo ya están grabadas con letras de oro en la historia del Bathco BM Torrelavega. Tras casi dos décadas de esfuerzo, sacrificio y, sobre todo, pasión por esta locura llamada balonmano, la capital del Besaya cuenta con un equipo en la Liga ASOBAL. El hito más significativo de una historia breve, pero intensa. 20 años en los que el Bathco BM Torrelavega ha ido subiendo escalones con paso firme. Cada año, un poco más y un poco mejor. Con algún tropiezo, por supuesto, pero siempre con un criterio definido y mucho sentido común.
Para lograrlo la proeza de alcanzar la máxima categoría del balonmano nacional, el equipo de Álex Mozas encarnó las virtudes del trabajo y el sufrimiento con las que mejor se identifica la parroquia del Vicente Trueba. Desde el primer día en Antequera hasta el último en las Islas Baleares, #TheOrangeSquad ha sido un ejemplo de fortaleza tanto mental como física. Un rodillo en la pista y una roca fuera de ella. En definitiva, una temporada para la historia que arrancaba hace 9 meses.
La importancia del proyecto
Los meses de verano fueron relativamente tranquilos en las oficinas del Vicente Trueba. El abrupto final de la pasada temporada facilitó los movimientos de renovación en el equipo naranja. Para el mes de junio ya estaban confirmadas tanto las continuidades como las incorporaciones. Los jóvenes Jaime Gallego y Dani Serrano llegaron como dos talentosas promesas para dar un nivel que era difícil de imaginar incluso para los más optimistas.
En el staff técnico llegaron Paula Martínez como fisioterapeuta y Nacho Torrescusa como preparador físico para añadir dos piezas más al engranaje naranja. Con Alberto Navas como readaptador deportivo; Arantxa Aleixandre como médico; Alberto Pérez como cable a tierra con la tradición de este club y con Javi Campo como estudioso del vídeo. Mozas ya tenía su equipo de galácticos para sentar las bases de una campaña memorable. Las famosas 100 sesiones de entrenamiento en 8 semanas de Torrescusa daban el pistoletazo de salida a una pretemporada que culminaría en el primer partido contra BM Iberoquinoa Antequera.
Eso a lo que ahora llaman resiliencia
La expectación para ese primer partido era máxima. A pesar de tratar el ascenso como un tema tabú, todos sabían la importancia de ese primer duelo contra un rival directo. En cualquier otro equipo, el batacazo hubiera sido espectacular: un gol imposible sobre la bocina, precedido de una más que cuestionable decisión arbitral, daba los dos puntos al conjunto local y dejaba a los cántabros ante un regreso a casa de vacío y con el amargor que generan las oportunidades perdidas.
El batacazo del primer día no hizo sino demostrar que Torrelavega es otra cosa. Otra movida, como dice uno de los hosteleros en donde el equipo celebra sus victorias. Caer, levantarse, apretar los dientes y echar a correr. Así lo hicieron los chicos de Álex Mozas. Sin perder ni un segundo en el lamento. Desde aquel desafortunado 26 de septiembre, los naranjas pusieron la directa a la fase de ascenso. 17 partidos después, los números no engañaban: 32 puntos fruto de 15 victorias y 2 empates. Solo Cajasur CBM en el Trueba y Amenabar Zarautz ZKE en su propia cancha fueron capaces de arrebatarle algún punto a esta máquina de competir.
Un billete directo a la fase de ascenso, con la vítola de mejor equipo de la competición, superando en un punto al poderoso Barça B. El Bathco BM Torrelavega no solo eran victorias. Era rock and roll en estado puro. Era vaciarse sobre la cancha en cada instante. Morder desde el principio y lanzarse en plancha a por cada pelota. Su defensa férrea daba paso a unas primeras oleadas vertiginosas, imparables para los rivales. Un perfecto acordeón con la solidez de un muro y la fuerza de un martillo. Un desenfreno que barrió a Vestas BM Ciudad Real en casa, con una actuación memorable, y que hizo lo propio ante el BM Alcobendas y el Iberquinoa BM Antequera.
En un lado, la portería estaba cubierta por dos auténticos titanes, aunque las pequeñas lesiones de Marco Krimer concedieron una cuota de protagonismo mayor al carioca Murillo Araujo. En el otro, Alonso Moreno, con 80 goles en 18 partidos, lideraba la ofensiva de un equipo que encargaba la perfección la filosofía del run and gun. Todos lanzaban, todos corrían, todos sumaban. Pese a ello, todavía no se había logrado nada.
La hora de la verdad
Circunstancias actuales aparte, una fase de ascenso es una Fase de Ascenso. Así, con mayúsculas.Las experiencias de Palma del Río y Puerto Sagunto curtieron lo suficiente la piel de un Bathco BM Torrelavega, que trataba de mantenerse ajeno a la euforía de una ciudad tan necesitada de alegrías. El Bathco BM Torrelavega debía enfrentarse a 5 de los mejores equipos de la categoría para poder llegar a la meta. Por delante, nueve finales y mucha hambre. La renovación de Mozas, pieza clave en este proyecto, dio el pistoletazo de salida a la parte más crucial de la temporada. Se habían acabado las balas de fogueo.
La primera victoria llegó en Alicante. Cada partido desde ese momento era un todo o nada. Dos puntos más y un partido menos. Y así llegó un triunfo trabajado ante Ibiza en casa. Dos más a la saca, un partido menos. La dureza de esta fase se puso de manifiesto en el Pabellón de O Rosal, en donde el rugido gallego doblegó por 4 tantos al Bathco BM Torrelavega. Una derrota que además arrastraba un complicado goal-average para recordar a todos los marineros que el barco naranja seguía en el ojo del huracán.
El carácter del escuadrón salió a relucir una vez más. Tras dos espectaculares victorias ante dos equipazos como UBU San Pablo Burgos y Barça B, la meta estaba cada vez más cerca. La moral del equipo estaba por las nubes y las calculadoras en la grada echaban humo. Cuatro puntos más, dos partidos menos. Pero el mensaje de puertas para dentro seguía siendo el mismo: partido a partido. Pulgada a pulgada, que acuñó el eterno Jorge Pérez cuando este equipo encadenó trece victorias consecutivas para jugar la fase de ascenso de Primera a Plata. Cinco cursos después, el mensaje seguía intacto.
Ibiza y el más difícil todavía
La segunda vuelta de la fase de ascenso arrancó con una actuación arrolladora frente al Horneo Sporting Alicante. Y así, sin darse cuenta, llegó la primera oportunidad para ascender. Y no hicieron falta más.El Bathco BM Torrelavega aterrizaba el pasado viernes en Ibiza con la necesidad de ganar y esperar al resultado entre Acanor Novás Valinox e Iberoquinoa BM Antequera. Aunque nadie esperaba una victoria fácil, el conjunto ibicenco salió contestón. Una primera parte plagada de errores puso a los naranjas 3 abajo al descanso. Por primera vez en todo el año, la presión lastraba las piernas de un equipo excesivamente responsable. El sueño estaba cerca y eso agarrotaba piernas y brazos.
En esos momentos de máxima presión, el descaro de Isi Martínez, ¡qué jugador!, espoleó al resto para que el Bathco BM Torrelavega se agarrase con todo al partido. La defensa apretó, el banquillo apretó, y los goles comenzaron a llegar. Sin embargo, el guion de esta película tenía como protagonista a uno de los que más se lo merecía. El fénix argentino surgió una vez más de entre sus propias cenizas para echar el candado a la portería naranja. Lesiones, coronavirus, mala suerte… Todo el sufrimiento de una temporada durísima desapareció de un plumazo cuando Marco Krimer se vistió de santo en Can Guerxo. El particular Hulk naranja.
Una doble parada sensacional en el último segundo llevó el éxtasis al banquillo y a su afición en Torrelavega. Una emoción todavía al 50%. Tan solo media hora después, el partido en Galicia finalizaba con victoria visitante. La celebración ya era completa. Camisetas rotas, sonrisas, piernas que fallan y lágrimas. Muchas lágrimas. Pero de las que molan, no de las otras.
Cuando el autobús del Bathco BM Torrelavega llegó al Vicente Trueba a eso de las 5 de la madrugada, decenas de aficionados honraron a sus héroes. Bengalas, cánticos, abrazos y más lágrimas… También de las buenas, de esas que sanan el alma y saldan deudas pendientes. Todos en ese autobús y fuera de él sabían que el coronavirus robó a este equipo la posibilidad de ascender el año pasado. Tras una temporada histórica, otra más en la nómina de un Mozas que ya es leyenda de este club, el Bathco BM Torrelavega cambió el naranja por el dorado de la gloria y el azul de su nueva pista.
Torrelavega es de ASOBAL.