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El balonmano como vía de escape de la guerra

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Hace poco más de un mes, Zakhar Denysov llegó al Bathco BM Torrelavega. A nivel deportivo, una oportunidad de mercado ineludible que ha demostrado con carácter y calidad un rendimiento inmediato. Pero quizás más importante, el valor humanitario de acoger a una familia entera en un tiempo de incertidumbre, quizás los peores momentos de su vida para los cuales el balonmano fue la única salvación. Una historia, como todas las de guerra, que nacen del miedo y el terror pero que mantienen esa luz al final del tunel, ese hilo de esperanza en busca del ansiado final del conflicto. Zakhar Denysov nos cuenta su historia.

¿Quién era Zakhar Denysov antes de la guerra?

Un ciudadano de su país con grandes planes para él y para su familia. Era el capitán del HC Motor, el equipo más fuerte de Ucrania y presente en el Top 16 de la Champions League.

¿Qué hiciste al empezar la guerra? ¿Cómo salisteis del país?

El 22 de febrero, el HC Motor voló desde Zaporiyia para un partido de Champions League contra el Kielce de Polonia. El 23 jugamos el partido y volamos inmediatamente de vuelta a casa. Alrededor de las 2 de la madrugada del día 24, volábamos hacia Zaporiyia y empezamos a descender para el aterrizaje cuando el aeropuerto de Zaporiyia nos denegó el aterrizaje y nos redirigió a Kiev. Sobre las 3:40 aterrizamos en Kiev y esperamos hasta que los dirigentes del club decidiesen cómo llegar a Zaporiyia. A eso de las 4:30, empezó una evacuación de emergencia del aeropuerto y todo el mundo fue llevado a un parking cercano al aeropuerto. Poco después escuchamos las primeras explosiones y un  avión de combate voló sobre nuestras cabezas.

Nos dimos cuenta de que algo estaba pasando, pero no podíamos creer que la guerra hubiese comenzado y que las tropas rusas estuviesen avanzando a unos 70 kilómetros de nuestra posición. Todos nuestros pensamientos iban para la familia y quería volver a casa rápido y estar juntos en estos momentos difíciles. Los dirigentes hicieron lo posible para devolvernos a casa tan pronto como fuese posible. Nos acomodamos en un hotel, descansamos, comimos…y a las 7 de la tarde dejamos Kiev en autobús. Tras 70 kilómetros subimos a otro bus que nos llevó hasta Zaporiyia y nos dejó en casa en la mañana del día 25.

Nos dijeron que nuestro avión fue el último avión civil en salir de Ucrania. Esto significa que podíamos haber sido derribados por las fuerzas rusas sin pensar que se tratase de un avión civil.

El 7 de marzo, mi familia y yo dejamos Zaporiyia para ir a mi ciudad natal, Odesa. 10 días después, el director del HC Motor dijo que estaban preparando documentos para viajar a Alemania y reunirnos con la selección nacional, donde disputaríamos partidos amistosos. El 20 de marzo, cruzamos la frontera con Hungría con la selección, y la familia cruzó en coche. El 21 llegamos a Grossvalstadt y nos reunimos con la selección.

¿Cómo te sentiste al dejar Ucrania? 

Muy complicado a nivel emocional. Dejas tu país de origen con la esperanza de que un par de semanas, cuando acabes con la selección, volverás a Ucrania y la guerra habrá terminado y el enemigo estará derrotado…pero desgraciadamente todo se prolongó, a pesar de que las tropas ucranianas pudieron disuadir al enemigo de algunas regiones del país.

 ¿Cómo fueron esas semanas en Alemania?

Jugamos 5 amistosos, todos con fines solidarios y vino mucha gente. Todo el dinero se destinó a ayuda humanitaria para Ucrania, lo que para nosotros fue un incentivo. En el último partido, los organizadores consiguieron fondos suficientes para financiar una ambulancia. Estábamos orgullosos de representar a nuestro país y cantar el himno nacional. A veces se hacía difícil controlar las lagrimas porque sabíamos lo que pasaba en nuestro país y que muchos de nuestros familiares se quedaron allí.

 ¿Cuándo y cómo conctactaste con el Bathco BM Torrelavega?

Un amigo me llamó, es agente de jugadores. Habíamos jugado juntos y ahora vive en España. Me preguntó si necesitaba ayuda y si podía hacer algo por nosotros. Le dije que todo estaba normal y que el club nos había ayudado con todo y cumplido con los pagos, y que además nos moveríamos a otra ciudad para poder competir. Sin embargo, no se oponían a que saliésemos cedidos a otros clubes hasta final de temporada, para mantener la forma física.

Entonces, Alexey (mi amigo) valoramos lo que podía encontrar para mi, “¿algún club estaría interesado?”. Un par de días después me llamó con una oferta desde Torrelavega. Tomé esa decisión muy rápido. Un par de días después, tras procesar todos mis documentos, el 6 de abril estaba listo para ir a Torrelavega. 

¿Cómo fue el viaje a Torrelavega?

El 6 de abril, mi familia y yo nos metimos al coche para ir de Alemania a España. ¡El viaje fue de 1.400 kilómetros! El primer día viajamos 10 horas y nos quedamos en un hotel en Francia. El segundo día, otras 7 horas de viaje hasta llegar a Torrelavega, donde Álex (Gómez, portavoz del club) y tú (Dani Vázquez, jefe de prensa) nos recibisteis y nos llevasteis a comer a un sitio maravilloso (Restaurante 2 Valdeses).

 ¿Cómo es tu vida en España, cómo te sientes?

Ahora me siento dividido. Por un lado, he venido a un sitio precioso, una ciudad muy acogedora con gente amable que siempre nos trata genial a mi y a mi familia. Un gran club con ambición, me siento muy unido a mis compañeros en este corto periodo y me han ayudado a adaptarme rápidamemte. La directiva del club ayuda con todo lo que les pido…todo es muy muy bueno.

Por otro lado, me preocupo mucho por mi país. Mis familiares, mis amigos…siguen en peligro…también sobre mi club, donde he jugado desde 2014…

Pero estoy seguro de que nuestro valiente ejército ganará esta terrible guerra y reconstruiremos nuestras ciudades para vivir una vida mejor. ¡Somos ucranianos y nadie puede romper nuestro espíritu de hierro!

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